El cardón (Trichocereus Terschechii), también llamado cardón del valle o cardón grande, crece en la Quebrada de Humahuaca a media altura, en los departamentos Tumbaya, Tilcara y Humahuaca y en algunas zonas de la Puna, en los departamentos de Cochinoca, Rinconada y Susques.
Es la variedad mas robusta de cactus de las muchas que hay en el norte argentino. Desde que nace, y mientras la planta es joven, el crecimiento es recto en un único tronco central, pero luego se ramifica a la manera de un gigantesco candelabro. Los cardones pueden alcanzar unos doce metros de altura y unos cuarenta o cincuenta centímetros de diámetro. Presentan de ocho a catorce costillas o protuberancias longitudinales a lo largo de cada una de sus ramificaciones, cubiertas de espinas de hasta quince centímetros de largo. La madera es  liviana y perforada. Las flores, nocturnas, son de color blanco. Los frutos, antiguamente muy apreciados, son dulces, cilíndricos y comestibles, con cierta semejanza con los higos, tanto en el aspecto como en la consistencia y el sabor.
Suele cultivarse en jardines rocosos como planta ornamental. Aprovechando su madera se fabrican aberturas, cielorrasos, cofres, muebles, vasijas y tambores. Muy antiguas tablas de cardón soportan las techumbres de diversas construcciones a lo largo de la Quebrada de Humahuaca, como el caso de la iglesia de Purmamarca, de 1648. Las espinas son utilizadas como agujas para tejer medias y guantes en lana de llama.
En el departamento Humahuaca, en proximidades de la localidad de Hornaditas, existe un valle donde crece un bosque de cardones gigantes, único en el mundo. Los ejemplares miden entre diez y quince metros de altura y con diámetros próximos a los dos metros.