Tamal, del nahuatl tamalli, significa pan envuelto. Hay indicios en la literatura histórica que permiten concluir que los tamales, de origen precolombino, se extendieron desde México hacia toda la América Andina a partir de la Conquista.
Los tamales jujeños tienen en común con la humita el envoltorio con chala, pero el relleno, la forma de cocción y el formato final son muy diferentes. Por otra parte, al armarlos con harina de maíz y no con choclo fresco, se los puede elaborar durante todo el año. Los ingredientes son: la ya mencionada harina de maíz, cabeza de chancho o vaca u otra carne, grasa pella, huevos, papas, cebolla de verdeo, sal, comino y ají. Las chalas que se utilizan se van guardando secas hasta el momento de su uso.
Con variantes de condimentación y otros ingredientes se lo prepara en todas las provincias del Noroeste. También en Bolivia y Perú. En Jujuy se lo consume mucho, siempre a partir de la receta tradicional y está incorporado al menú familiar, al de los restoranes y al de los negocios de comida rápida o para llevar.